domingo, 31 de marzo de 2013

EL HUEVO DE PASCUA



Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha observado distintas festividades, y con frecuencia lo sagrado se ha mezclado con lo profano, formando un sincretismo de múltiples culturas.


Así, muchas fiestas que eran paganas fueron convirtiéndose en religiosas, como lo es la celebración de la Pascua.


En realidad, el origen de la Pascua se remonta hasta bastantes siglos antes de Cristo, cuando el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto hacia la Tierra Prometida. Una celebración como recordatorio de la liberación del pueblo hebreo.




Los israelitas se reunían en grupos, para comer juntos el cordero, según lo prescrito.


Para los cristianos, la Pascua es la fiesta instruida en memoria de de la resurrección de Cristo.



De todas las costumbres pascuales, la más popular es la de los huevos de Pascua.


Seguramente la cosa viene de que, durante mucho tiempo, estuvo prohibido comer ciertas cosas en cuaresma, como la carne y los huevos. El ayuno era obligatorio y, por ello, se acostumbraba a cocer huevos y almacenarlos.


Y, por eso, el día de Pascua, la gente corría a bendecir grandes cantidades de ellos, para comerlos en familia y distribuirlos como regalo, a vecinos y amigos: huevos dorados y decorados artísticamente.




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