domingo, 31 de marzo de 2013

EL HUEVO DE PASCUA



Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha observado distintas festividades, y con frecuencia lo sagrado se ha mezclado con lo profano, formando un sincretismo de múltiples culturas.


Así, muchas fiestas que eran paganas fueron convirtiéndose en religiosas, como lo es la celebración de la Pascua.


En realidad, el origen de la Pascua se remonta hasta bastantes siglos antes de Cristo, cuando el pueblo judío emprendió su éxodo desde Egipto hacia la Tierra Prometida. Una celebración como recordatorio de la liberación del pueblo hebreo.




Los israelitas se reunían en grupos, para comer juntos el cordero, según lo prescrito.


Para los cristianos, la Pascua es la fiesta instruida en memoria de de la resurrección de Cristo.



De todas las costumbres pascuales, la más popular es la de los huevos de Pascua.


Seguramente la cosa viene de que, durante mucho tiempo, estuvo prohibido comer ciertas cosas en cuaresma, como la carne y los huevos. El ayuno era obligatorio y, por ello, se acostumbraba a cocer huevos y almacenarlos.


Y, por eso, el día de Pascua, la gente corría a bendecir grandes cantidades de ellos, para comerlos en familia y distribuirlos como regalo, a vecinos y amigos: huevos dorados y decorados artísticamente.




viernes, 22 de marzo de 2013

CRITICA AL MACHO


MACHOS NO TAN HOMBRES…

Dice el viejo refrán que “las apariencias engañan” y, con los años de experiencia, voy comprobando que esto también se refiere a nuestros compañeros de vida en sociedad y laboral que, muy a menudo, “presumen” de ser lo que aún no han logrado aprender en sus vidas.

Según mi parecer, tenemos a nuestro alrededor dos tipos de personas: quienes saben quiénes son y quieren serlo y… quienes aún no se han definido (en uno u otro aspecto) y se mantienen permanentemente… en estado “dubitativo”.   

Respecto de los hombres “dudosos”, todos esos (muchos, demasiados) que no quieren que los otros piensen que ellos son menos “machos” y, por ello, evitan realizar ciertas actividades que suelen asumir las mujeres (por aquello del “¿qué dirán?”); mientras harán otras simplemente para “parecer” como más hombres (desde comprar un periódico deportivo o una revista de mujeres buenorras, hasta decir borderías, no siempre graciosas,  a la vecina que luce escote).  

Para mí que no han madurado todavía, que aún… “les falta un hervor”, que se dice.

Sólo los hombres que, seguros de sí mismo, que no viven preocupados por la opinión ajena, son capaces de vivir con la libertad de hacer o dejar de hacer lo que, de verdad, les parece o piensan que deben hacer.

Así que, muchas veces, los hombres dispuestos a llevar a cabo esas tareas “domésticas” (tantas veces atribuidas exclusivamente al rol de la mujer), o dejar de hacer aquellas otras consideradas “propias” de los varones, lo que (de verdad) demuestran es que son más hombres que los otros tantos que van de “machitos”. Y que “se rompen el culo” por ver a “su equipo” de fútbol (compuesto por tíos buenorros a los que no “tienen” que decirles borderías)…, mientras les importa un pepino lo que estén haciendo sus novias o mujeres, y ni pensar si ellas tienen ganas de hacer algo juntos…

El caso de quienes no tenemos que “presumir” de ser lo que somos, nos da cierta libertad. Quizás porque los “roles” de las mujeres, en este siglo XXI en que estamos, han dejado de estar “tan limitados” como para ellos.

Pero, además, se da el caso de que, normalmente, con mucho que nos duela también el “¿qué dirán?” de algunas amigas sobre ciertos temas…; pero respecto a esto de los “roles” masculino y femenino, es algo que tenemos bastante más superado. Tal vez es que, trabajándolo, ya  hemos aprendido a madurar bastante antes de “caernos del guindo”.

Y lo mismo se puede ver a una, o a muchas mujeres, montando en moto que jugando al fútbol, pintado una fachada o podando unos árboles… ¡porque, precisamente, para la mayoría de las mujeres, ya está superado el infantil temor de ser confundidas de ser lo que no somos por las apariencias!

Sabemos, con certeza que “no pasa nada”.

ANA