martes, 15 de enero de 2013

VERSOS PARA PENSAR




Dormía..., dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir... y el servir era alegría.

La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.

Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres.

Si por la noche lloras por haber perdido el sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas.

Llevo dentro de mí mismo un peso agobiante: el peso de las riquezas que no he dado a los demás.

La patria no es la tierra. Sin embargo, los hombres que la tierra nutre son la patria.

Como un mar, alrededor de la soleada isla de la vida, la muerte canta noche y día su canción sin fin.

El amor es el significado ultimado de todo lo que nos rodea. No es un simple sentimiento, es la verdad, es la alegría que está en el origen de toda creación.

Un entendimiento todo lógica es como un cuchillo de hoja sola, que hiera la mano de su dueño.

¡He perdido mi gotita de rocío!, dice la flor al cielo del amanecer, que ha perdido todas sus estrellas.

Sobre las olas de la vida, en el vocerío del viento y del agua, el pensamiento del poeta está siempre flotando y bailando.

Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros; pero ya no producirá flores ni frutos.

He comprendido que la verdadera fe está en donde está el hombre y el amor. Viene de la mujer en su abnegada maternidad y vuelve a ella en sus hijos, desciende con el regalo del que da y se abre en el corazón del que acepta.

La verdad levanta tormentas contra sí que desparraman su semilla a los cuatro vientos.

No hay más que una historia: La historia del hombre. Todas las historias nacionales no son más que capítulos de la mayor.

A veces nos dirigimos a Dios mendigando un poco de alegría y otras veces le brindamos nuestra propia alegría. En tales momentos nos hallamos más cerca de Él, porque no es nuestra necesidad, sino nuestra alegría lo que hacía él nos empuja.

Agradezco no ser una de las ruedas del poder, sino una de las criaturas que son aplastadas por ellas.

Soy como un camino en la noche, que escucha en silencio los pasos de sus recuerdos.

Y la alegría está en todas partes, está en la verde cubierta de nuestro planeta, en la azul serenidad del cielo, en la temeraria exuberancia de la primavera, en la severa abstinencia del gris invierno, en la carne viva que anima nuestro cuerpo, en el perfecto equilibrio de la figura humana, noble y bien parada, en el vivir, en el ejercitar nuestros poderes, en el aprender, en el luchar el mal. . . La alegría está en todas partes.